SEXO, MENTIRAS Y OTRAS HIPOCRESÍAS

(...EN UNA CIUDAD DE PROVINCIAS)

I


Línea de fuego abierta. Lo que Silvia Grijalba logró con su “Sexo en Madrid” y la inagotable serie de las cuatro hermosas princesas de Manhattan que patearon con sus “Manolos” la Caja de Pandora, ha de ser posible también en una pequeña ciudad de provincias. Lanzo el reto sobre mi misma. Siempre me he preguntado qué sucedería si alguien se atreviese a decir las cosas por su nombre y si se atreviese incluso a contar sus experiencias cotidianas a modo Bridget Jones o Carrie Bradshow pero con la humildad – o realidad- que caracteriza al resto de mortales que hemos de conformamos con seres menos afortunados tal vez físicamente, desconozco la cuantía moral, que poseen esos hombres perfectos que toda serie o película incluye. Intentaré aplicar toda contención y abstención incluso de cierta tendencia a nombrar ejemplares del tipo orco, troll, orcotroll y otras especies de la misma gama. Me propongo por tanto llevar a cabo una disección lo más elegante y sincera posible de las experiencias generales y particulares que una mujer ya con cierta edad y peso sobre ella (o varios pesos) vive y sufre en una pequeña ciudad de provincias cuyo nombre prefiero no recordar por pura evidencia implícita. Si la Regenta levantara la cabeza volvería a introducirla entre sus piernas para propiciar el vómito. Y no sólo de hombres vive ni ella ni la que esto escribe, más quisieran unos y unas leer aquí y una misma disfrutar.