Un premio es algo siempre un tanto extraño de definir. Un reconocimiento, también, difícil de valorar pues la subjetividad va implícita en todo movimiento, pensamiento, obra y circunstancias. Creo más acertado un reconocimiento al trabajo, a aquello que Herman Hesse -y yo misma- defiendo como virtud: la bendita obstinación. Y en este caso, la obstinación en la búsqueda infinita, pues escribir es buscar, indagar, ir más allá, más profundo, hasta encontrar la palabra perfecta, exacta, justa, aquella que nombra, descifra y nos obliga a enfrentarnos a todos nuestros demonios. Escribir es mostrarse desnudo y herido frente al espejo. Integridad y respeto. Reconocimiento entonces a cierta honestidad en tu trabajo, palabra clave, honestidad.
Desde esta premisa humilde pero terriblemente exigente concibo mi obra, como un reto constante, un desafío. Y, por tanto, quiero agradecer especialmente este momento que vivo aquí hoy y ahora a todas esas personas que me han apoyado, que creen en mí; también, y especialmente, a aquellos y aquellas que no lo han hecho, pues se aprende del golpe y también de los enemigos, entendiendo esta palabra como carencia, pues todos sabemos que quien se halla a gusto con su vida apenas causa interrupción ajena. Creo en las personas que saben levantarse con elegancia y sonreír, algo tan básico y tan díficil, lección por aprender para muchos. Sonreír siempre.
Comparto este premio, y suyo es, con David González, a quien ni las palabras llegan, alcanzan a describir como hombre y escritor, alguien que admiro y en quien veo por puro reflejo cómo la mediocridad y cobardía no perdona al valiente. “Los valientes andan solos” así reza su blog, así reza , David, a modo ateo, claro, como se debe rezar, sólo con nuestras creencias propias. Y lo comparto también con Alberto García Alix, cuya mirada es mi mirada y al que vínculos sagrados, que sólo su cámara y mi rostro conocemos, me unirán siempre. También mencionar a aquellos que ponen banda sonora a mi vida y que se llevan mis libros de gira con Dylan y que me acompañan cada día, Julio Ruiz, Jesús Ordovás... A Marcelino Iglesias, profesor y mentor, sin él nada de esto sería posible. Por culpa todo ello de una rosa que bien conocemos. Y a mi gente del occidente asturiano, a casa e sempre a casa, el río, la suerte de vivir dentro de un cuadro de Miguel Galano, casa en apariencia triste pero llena de vida. Gracias, Miguel y Manuel Galano. Neta de violinista y gaiteiro, neta de MediaOreya tía que ser... Gracias a mi gente por estar a la altura, justo en el vértigo absoluto que supone estar al lado de quien no piensa seguir las normas nunca.
Debemos crear libros necesarios, algo que Constantino Bertolo describe tan bien y con tanta sabiduría: libros necesarios, de un modo u otro, pero no invadir el mundo con letras inútiles, vacías, sin emoción, rabia, sensibilidad, belleza ni bondad. Creo firmemente en la bondad, la generosidad, la valentía a la hora no sólo de escribir sino de concebir y tomar partido en tu vida diaria, creo en el coraje, en la lealtad y compruebo una y otra vez como éstas van unidas de modo indisoluble a hombre, mujer y obra. Creo en la necesidad de apartarse tanto de personas como obras huecas. La mediocridad no es algo innato, es una actitud que como la maldad sólo utiliza el cobarde y se empeña en buscar adeptos tanto en carne y hueso como en tinta. Es más posible que algo así acabe con la literatura que cualquier nueva tecnología o herramienta de comunicación universal. Cada hombre y cada mujer decide el paso que determina su vida y la de su entorno cada día. Mi conciencia está limpia y hay calma en ella.
Post: Premio concedido al prime libro que escribí con dieciocho años, premio concedido al libro que alguien calificó como "bueno para borrador a sucio de anotaciones y demás" (alguien presente en el acto de entrega), y ante todo muy agradecida a mis compañeros por este premio, con el deseo, no obstante, que nunca jamás se repitan en actos como éste, ciertos hechos del tipo: indicaciones a cámara y fotógrafos sobre a quién deben enfocar y a quién no. Personalmente yo habría enfocado todo, todo el rato al señor y caballero y excelente amigo y persona don JAIME HERRERO. Pero agradecida, siempre, pese a todo, todas y todos. Y encantada de tener un pedacito de Jaime Herrero en mi casa y de haber compartido foto con Plans, El Suárez, Iris y demás compañeros.