Queridos amigos y amigas de El Cuaderno:
Dos años y medio y 56 números después, ha llegado el momento de plantearse definitivamente el futuro de la revista, pero esta vez con solo dos alternativas por delante: el cierre o la suscripción anual de sus lectores. De todos modos, nos gustaría decir algo antes. Si quieres ir al grano, puedes saltar desde el final de este párrafo hasta donde pone “Y ahí vamos”. Aunque preferiríamos que no.
Un poco de autobiografía
Como probablemente sabrás, El Cuaderno ha seguido un camino azaroso: empezamos como suplemento semanal (8 páginas) del diario La Voz de Asturias. Tras el cierre del mismo, y sin su soporte económico, decidimos proseguir como publicación independiente y gratuita tanto en digital como en papel, adaptando formato y periodicidad hasta llegar a la actual revista mensual de 32 páginas integrada como suplemento mensual de cultura del diario digital www.asturias24.es.
Durante estos dos años y medio, Ediciones Trea ha aportado el impulso y la mayor parte del capital que han sustentado un proyecto que no hubiera sido posible sin los muchísimos colaboradores con que ha contado El Cuaderno. No sólo han satisfecho con creces los objetivos de calidad conceptual y literaria, rigor, flexibilidad y atractivo que buscamos desde el primer número, sino que lo han hecho —desde los miembros del consejo editorial hasta el último firmante— con una generosidad abrumadora, sin cobrar ni un céntimo desde que, cerrado el diario La Voz de Asturias, les planteamos que su sola contraprestación sería la mera satisfacción de participar en el proyecto o de escribir y ver publicados sus textos con el mayor decoro y respeto de los que hemos sido capaces.
Contamos durante un tiempo con colaboración pública en concepto de publicidad de sus programaciones culturales institucionales, que decidimos resolver, no mediante la mecánica inserción de anuncios o publirreportajes, sino elaborando contenidos exclusivos y de calidad que rentabilizasen en términos de efectiva promoción de la cultura el dinero público que para ello llegó a nuestro proyecto. Estamos particularmente satisfechos del modo en que se plasmó esa colaboración que, lamentablemente, no se ha mantenido este año.
En los últimos meses, por tanto, hemos capeado la edición de El Cuaderno con recursos propios y minúsculas aportaciones publicitarias, pero en la pésima y larga coyuntura económica que soporta nuestro país, la editorial no puede permitirse ya seguir acumulando unas pérdidas que serían irresponsables desde el punto de vista empresarial e irrazonables desde el punto de vista del simple sentido común. Al fin y al cabo, estamos hablando de una revista cultural, nada menos. Pero nada más.
Por ello, hace un par de números nos vimos obligados a renunciar a esa gratuidad que mantuvimos mientras fue posible. El precio —3€ por ejemplar; 30€ para una suscripción de 12 números— ni siquiera estaba pensado para cubrir gastos; solo para hacer las pérdidas tolerables.
Dos años y medio y 56 números después, ha llegado el momento de plantearse definitivamente el futuro de la revista, pero esta vez con solo dos alternativas por delante: el cierre o la suscripción anual de sus lectores. De todos modos, nos gustaría decir algo antes. Si quieres ir al grano, puedes saltar desde el final de este párrafo hasta donde pone “Y ahí vamos”. Aunque preferiríamos que no.
Un poco de autobiografía
Como probablemente sabrás, El Cuaderno ha seguido un camino azaroso: empezamos como suplemento semanal (8 páginas) del diario La Voz de Asturias. Tras el cierre del mismo, y sin su soporte económico, decidimos proseguir como publicación independiente y gratuita tanto en digital como en papel, adaptando formato y periodicidad hasta llegar a la actual revista mensual de 32 páginas integrada como suplemento mensual de cultura del diario digital www.asturias24.es.
Durante estos dos años y medio, Ediciones Trea ha aportado el impulso y la mayor parte del capital que han sustentado un proyecto que no hubiera sido posible sin los muchísimos colaboradores con que ha contado El Cuaderno. No sólo han satisfecho con creces los objetivos de calidad conceptual y literaria, rigor, flexibilidad y atractivo que buscamos desde el primer número, sino que lo han hecho —desde los miembros del consejo editorial hasta el último firmante— con una generosidad abrumadora, sin cobrar ni un céntimo desde que, cerrado el diario La Voz de Asturias, les planteamos que su sola contraprestación sería la mera satisfacción de participar en el proyecto o de escribir y ver publicados sus textos con el mayor decoro y respeto de los que hemos sido capaces.
Contamos durante un tiempo con colaboración pública en concepto de publicidad de sus programaciones culturales institucionales, que decidimos resolver, no mediante la mecánica inserción de anuncios o publirreportajes, sino elaborando contenidos exclusivos y de calidad que rentabilizasen en términos de efectiva promoción de la cultura el dinero público que para ello llegó a nuestro proyecto. Estamos particularmente satisfechos del modo en que se plasmó esa colaboración que, lamentablemente, no se ha mantenido este año.
En los últimos meses, por tanto, hemos capeado la edición de El Cuaderno con recursos propios y minúsculas aportaciones publicitarias, pero en la pésima y larga coyuntura económica que soporta nuestro país, la editorial no puede permitirse ya seguir acumulando unas pérdidas que serían irresponsables desde el punto de vista empresarial e irrazonables desde el punto de vista del simple sentido común. Al fin y al cabo, estamos hablando de una revista cultural, nada menos. Pero nada más.
Por ello, hace un par de números nos vimos obligados a renunciar a esa gratuidad que mantuvimos mientras fue posible. El precio —3€ por ejemplar; 30€ para una suscripción de 12 números— ni siquiera estaba pensado para cubrir gastos; solo para hacer las pérdidas tolerables.
Ahí vamos
Desde el primer número, se nos ha hecho saber de mil maneras que El Cuaderno gusta a sus lectores. A algunos, incluso mucho. Ese sido un acicate de primer orden para nosotros, una aportación en energía intangible, pero efectiva, al proyecto. Por desgracia, ya no es suficiente con eso. Hace falta energía algo más cuantificable, contante y sonante.
Calculamos que nos bastaría con cubrir una campaña de suscripciones con unos 500 compromisos (30€ anuales como suscripción a 12 números; 60 € para suscripciones fuera de España) para seguir adelante. El problema es que tendría que ser ya. Si a fecha del 31 de mayo no hemos reunido ese mínimo de suscripciones, El Cuaderno no podrá seguir adelante y su número 56 habrá sido nuestra despedida. No nos queda más remedio que dejar la pelota en el tejado del lector. No se trata de reclamar un esfuerzo que no tenemos derecho a pedir, sino de solicitar un compromiso activo para seguir haciendo juntos algo que merece la pena (si es que el 31 de mayo constatamos que merece la pena). Si finalmente no se cubre dicha expectativa, no se efectuará el cobro de las suscripciones tramitadas. Solamente se efectuará una vez confirmada la cifra que nos permita seguir adelante.
Si en esa fecha El Cuaderno sigue siendo posible, nosotros seguiremos exactamente igual que hasta ahora con todo el proceso de edición, difusión digital y distribución en papel. Tú, como lector, pondrías 30€ al año, es decir, 2,50€ al mes. La ganancia es El Cuaderno mismo, lo único que nos repartimos todos.
Desde el primer número, se nos ha hecho saber de mil maneras que El Cuaderno gusta a sus lectores. A algunos, incluso mucho. Ese sido un acicate de primer orden para nosotros, una aportación en energía intangible, pero efectiva, al proyecto. Por desgracia, ya no es suficiente con eso. Hace falta energía algo más cuantificable, contante y sonante.
Calculamos que nos bastaría con cubrir una campaña de suscripciones con unos 500 compromisos (30€ anuales como suscripción a 12 números; 60 € para suscripciones fuera de España) para seguir adelante. El problema es que tendría que ser ya. Si a fecha del 31 de mayo no hemos reunido ese mínimo de suscripciones, El Cuaderno no podrá seguir adelante y su número 56 habrá sido nuestra despedida. No nos queda más remedio que dejar la pelota en el tejado del lector. No se trata de reclamar un esfuerzo que no tenemos derecho a pedir, sino de solicitar un compromiso activo para seguir haciendo juntos algo que merece la pena (si es que el 31 de mayo constatamos que merece la pena). Si finalmente no se cubre dicha expectativa, no se efectuará el cobro de las suscripciones tramitadas. Solamente se efectuará una vez confirmada la cifra que nos permita seguir adelante.
Si en esa fecha El Cuaderno sigue siendo posible, nosotros seguiremos exactamente igual que hasta ahora con todo el proceso de edición, difusión digital y distribución en papel. Tú, como lector, pondrías 30€ al año, es decir, 2,50€ al mes. La ganancia es El Cuaderno mismo, lo único que nos repartimos todos.
Juan Carlos Gea y Jaime Priede
Coordinadores de El Cuaderno.
Coordinadores de El Cuaderno.