PRINCIPIO DE
IZQUIERDA
Me sitúo del
lado de la izquierda.
Me sitúo del
lado del modo en que me gusta
ensuciarme
manos, pensamiento, acción, hechos,
actitud y
modo de estar.
Me sitúo del
lado de las personas y las cosas curvas
y de la
memoria histórica, también respeto.
Me sitúo del
lado del término exacto que define
y marca el
coraje.
También los
principios y tal vez éste, de izquierda,
que englobe
al resto.
Me sitúo y
doy un paso al frente no sólo en lo que vivo
sino también
en esto que escribo. La palabra como germen.
Compromiso,
sustento, testigo y testimonio,
recordatorio
vivo de la vergüenza y la barbarie
y la
deslealtad.
Me sitúo del
lado de la izquierda y me pronuncio y me describo
desde y
hacia este lado.
Y me atrevo
a rescatar del olvido de la urgencia la palabra y el concepto
de clase
obrera, del trabajador y la trabajadora,
del
compañero y compañera, camaradas, tribu, manada
o necesidad
de cambio desde el lugar donde ha de ser iniciado.
Me sitúo desde
este lado con todo lo que eso implica.
Decido
libremente elegir camino pero aquí, este lado, el que resiste,
el gran
olvidado, también el salvador.
Sustento y
equilibrio de esta débil balanza histórica
o batalla
encarnizada entre la voracidad capitalista
y quien
produce o reproduce una desigualdad que el poder
necesita
para el engranaje perfecto de sus fuerzas o cobardía.
Me sitúo de
este lado, el de la tierra.
Me sitúo de
este lado con una profundidad cuyas raíces se remontan
al origen
mismo, imposible arrancarme extremidad alguna
o voz, pues
mis piernas son tan numerosas como las batallas
que las
impulsan
y mis brazos
la consecuencia exacta de la lucha y la fuerza
de todos y
todas quienes decidieron situarse en este mismo lado
del que
surge este cuerpo y se alza esta voz
y esta
sangre que no teme ser derramada de nuevo
por una
justicia que ha de iniciarse siempre desde este lado,
el de abajo,
el más profundo, el más consciente,
desde un
principio matemáticamente exacto de izquierda.
Ana Vega