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ANA VEGA
TRABAJOS
Exposición "El Paraíso Desnudo" de Pelayo Zurrón
EL PARAISO DESNUDO
El cuerpo a veces tomado como recipiente tan sólo, o incluso objeto, ahora, en este siglo, objeto de consumo, objeto de escaso valor, objeto, al fin y al cabo, producto de este capitalismo feroz; el cuerpo como víctima de la deshumanización, no sólo del arte, sino del mundo. Cómo el cuerpo es herido y convertido en arma de poder, cómo el cuerpo es violado y maltratado, vendido, carne y sólo carne o bien parte del engranaje de una economía que nos devora lentamente.
Surge entonces la necesidad de retomar el cuerpo como núcleo original, como relación única con el otro, con su vinculación a la naturaleza de la que surge y nace y también hacia otros cuerpos que a modo de nudo se enlazan y forman cordada íntima hasta provocar una nueva vida.
El cuerpo es un objeto de valor incalculable. Su medida aquí es tomada con sabiduría, el cuerpo frente a la roca, frente al mar, el cuerpo deslizándose y fluyendo y formando una especie de magma primigenio, volviendo al ser, a su lugar de origen y sintiendo entonces cómo la energía fluye y se limpia y se vuelve pura puesto que hemos devuelto el cuerpo a su lugar.
Vemos en la ciudad la devastación del rostro y la carne, los efectos y la agonía del cuerpo que se siente extraño en un mundo creado a base de mentira, hipocresía, llanto del débil, he ahí que el cuerpo en ocasiones se devore a si mismo, llegue a desaparecer incluso pues su instinto natural ha sido arrancado. El cuerpo del ciudadano de a pie es el cuerpo de la norma, la regla, las ataduras. Un cuerpo frente al mar o la roca es siempre un cuerpo abierto, libre, y esa libertad del cuerpo se rescata ahora en estas fotografías desde donde fluye una intensa y poderosa energía ancestral que nos atraviesa mirada y corazón, y con cada pálpito recuperamos esa conciencia muerta o anestesiada de libertad, de fusión con el medio, de perdernos en él y vemos, comprobamos como el cuerpo es parte fundamental del paisaje y a él debe volver. No dejemos que nadie secuestre nuestras almas o ponga precio o utilice o comercie con este cuerpo tan sediento de ofrecerse desnudo al sol, pisar la arena o el camino, o piedra o roca, trepar incluso a través de ella, o dejar que el mar limpie todo el pasado que se nos ha adherido a los huesos. Nada más efectivo que dejar que el agua limpie todas nuestras contradicciones, cada dolor, cada recuerdo, que el hombre y la mujer que vuelven a la orilla apenas se reconozcan más tarde. Que nadie imponga regla alguna a las maneras del cuerpo y sus formas, a su modo de estar en el mundo. El poder es nuestro, no de ellos.
Ana Vega
Exposición "Pasos Concretos" de Ramón Moncada
PASOS CONCRETOS
El título de esta exposición nace como definición certera de lo que bien podría ser una pequeña retrospectiva o conjunto de obra más reciente, elaborada a lo largo de los últimos cinco o seis años, punto de inflexión para Ramón Moncada en el que descubre la geometría y se adentra en la trayectoria pictórica del Suprematismo, con Malevich como referente fundamental y Olga Rozanova. Experiencia pictórica que avanza hasta los últimos movimientos, enriquecida también por otras influencias como el Neoplasticismo de Mondrian o artistas latinoamericanos como los pertenecientes al grupo Madí en Argentina.
Asistimos por tanto a la evolución pictórica de la trayectoria profesional de Ramón Moncada y a su descubrimiento de la geometría como herramienta base o recurso a través del cual se sirve de unas claves constantes (abstracción, búsqueda de la pureza, esencia, color, geometría, formas definidas, renovación, ordenación, invención…) para encontrar en esta abstracción geométrica el origen de una búsqueda personal hacia la esencia, el arte más puro, la forma exacta y el juego que ésta describe, la concreción y el equilibrio que nace de la nada, la armonía, esa definición que la geometría nos ofrece de un modo casi ancestral y también futuro. Una especie de visión del universo y la nada fijada en la forma, en el objeto, definido o atrapado en la consistencia de éste. Para ello el artista utiliza materiales acrílicos, rotuladores, madera prensada, elementos más útiles y eficaces sobre los que esta geometría descansa y se alza para afrontar un nuevo reto. La gama de colores nos ofrece una versión más cruda de éste con la oscuridad rasgada por un tono más dulce o el color más vivo que crece y se adentra en las formas geométricas que invade y que ensalza de un modo cercano y valiente, cálido y muy enérgico.
Pasos concretos que avanzan con una determinación extrema, en una evolución constante, cuyo futuro tan sólo la misma forma puede desvelarnos. He ahí la clave, también el reto. Acercarse aún más al origen mismo de la creación, el punto exacto en que la obra define al hombre que se esconde tras ella.
Ana Vega
Exposición "Transformación" de Klara Konkoly- Thege
TRANSFORMACIÓN
Existe en la herida interior, aquella que se produce con el choque o golpe a veces fortuito y sorprendente, y otras veces lento, a modo de erosión, una extraño proceso paralelo al de la cicatrización y que consiste en la transformación misma de la herida en nuevo rostro, energía, seguridad con la que dirigir nuestros pasos en el mundo. Hay un vencer al miedo en toda crisis, enfermedad o dolor externo o interno, también una batalla, un cuerpo a cuerpo del bien y el mal, un enfrentamiento terrible que nos convertirá en quien somos ahora, algo más viejos, algo más sabios; unos algo más parecidos a lo que les ocurrió algún día y otros evitando con todo su empeño limpiar sus vidas de esos hechos y esos recuerdos.
El miedo, la angustia, ese modo en el que en un momento determinado no nos reconocemos en el espejo y esa masa informe en la que se convierte nuestra vida pues no se adapta a molde alguno puede considerarse como uno de los momentos más importantes, sin embargo, de nuestra vida. El núcleo vital, la marca, huella, la cicatriz definitiva. Cada uno de nosotros carga con el peso de la vida anterior y también del árbol genealógico y de sus historia de errores y aciertos que ahora se reflejan en el último fruto que somos nosotros. A veces la angustia llega por no comprender el dolor actual o el modo de situarlo en nuestras vidas.
Es necesario liberar el peso de la angustia, del dolor, del dolor anclado y del más reciente porque ninguno de estos dos, pese a formar parte de quien somos ahora nos dejará avanzar si a nuestros pies sigue atado ( y es bien fácil sentir esa imposibilidad de nudo ajeno en los pies para moverse). Romper lazos, y vínculos, y reglas y normas y encontrarnos a nosotros mismos. El arte puede ser un buen lugar para empezar, para saber quien somos y dejar a un lado toda explicación, buscarse en él, buscar, buscarnos y liberarnos del peso. Transformar, por tanto, la energía rota pero latente en el dolor coagulado y transformarla, dejarla fluir a través de cualquier cauce para que ésta encuentre su nueva forma. Provocar el cambio a dentelladas. Que la libertad se convierta en nuestra única norma a seguir, única regla válida en este valioso periodo de transformación.
Ana Vega
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