LA CREATIVIDAD
EDUARDO PUNSET/KEN ROBINSON
Eduardo Punset:
Probablemente lo que sugieres es que no solamente tiene que cambiar el sistema educativo sino también las personas: el sistema educativo tiene que ser muy distinto, pero las personas tienen que ser un término que utilizas mucho y que me fascina: creativas. Deben ser más creativas, y no solamente asimilar más contenidos académicos en el cerebro, sino ser más creativas. ¿Qué significa eso? ¡Las personas no son creativas por naturaleza! ¿O sí que lo son? ¿Son distintas, o tienen que elegirlo? ¿Cuáles son los secretos para ser creativo?
Ken Robinson:
Pues bien… antes de responderte, déjame que añada algo sobre los retos a los que nos enfrentamos y que, en mi opinión, nos fuerzan a pensar de un modo distinto sobre la creatividad. Hay dos grandes fuerzas: la tecnología y la demografía. Ahora la población ya no solamente se mantiene, sino que crece exponencialmente. Por el camino, evidentemente, hemos dañado el medio ambiente y destruido muchas otras especies. Todo esto no lo apunto ideológicamente, es una mera constatación científica: hemos creado problemas sin precedentes. Y no lo digo porque sea alarmista, pero me preocupa que no se hable suficiente de estos temas. Resulta que, irónicamente, el motivo por el que esto ha sucedido es por la creatividad del ser humano. Hay algo en lo que somos totalmente distintos del resto de vida de la Tierra, y es que tenemos una imaginación muy potente. Gracias a la imaginación, se puede visitar el pasado y anticipar el futuro; se puede asumir el punto de vista de otra persona. Estoy convencido de que ahí radica el rasgo distintivo de la inteligencia humana.
La creatividad es un paso adelante. La creatividad significa poner la imaginación a trabajar. También se puede entender la creatividad como imaginación aplicada: es el proceso de tener ideas nuevas que sean valiosas.
Hemos creado nuestro mundo en un sentido literal, y también hemos creado los problemas que han sobrevenido. Sin embargo, podemos recrearlo, ¡estoy convencido de ello! Creo que el poder de la creatividad constituye a la vez la fuente de nuestros problemas y la posible manera de solucionarlos.
Eduardo Punset:
¿Qué podríamos decirles a los jóvenes, y a los padres y madres que no saben qué decir cuando sus hijos les preguntan: «mamá, ¿qué debería hacer, ciencia o cine o arte o danza?»? ¿Qué les dirías?
Ken Robinson:
Publiqué un libro hace cosa de un año llamado El elemento: descubrir tu pasión lo cambia todo. Por ejemplo, en mi caso, hay algunas cosas que se me dan muy bien, y otras que se me dan fatal: simplemente se me escapan. No soy demasiado bueno con las matemáticas: hay muchas cosas que no comprendo. No sé tocar ningún instrumento, carezco de la paciencia necesaria. Sin embargo, para otras cosas tengo confianza, porque se me dan bien. El elemento trata de esto: de la diversidad. ¿Conoces la expresión, verdad? Decimos que alguien está en su elemento... Y a lo que nos referimos cuando decimos que alguien está en su elemento es que hace algo con lo que se siente cómodo, como pez en el agua.
Déjame añadir algo. Estar en tu elemento me parece que implica dos cosas, no solamente una. En primer lugar, estar en tu elemento significa que haces algo que comprendes de manera natural, para lo que tienes aptitudes. Pero estar en tu elemento es más que eso, porque conozco a muchas personas a las que se les dan bien cosas que no les gusta hacer. Para estar en tu elemento, tiene que encantarte lo que haces; la clave es la pasión. Si algo te encanta, si algo te apasiona y encima se te da bien, como decía Confucio, nunca vuelves a trabajar, porque vives la vida que te corresponde vivir. Te conviertes en tu yo más auténtico. Para mí, éste es el quid de la cuestión. Sabes que estás en tu elemento cuando se te altera el sentido del tiempo. Creo que, al final, y en esto se basa lo que digo, si nos replanteamos la metáfora de cómo vivimos, al final todo es energía, es tan simple como eso. Es una de las grandes nociones de la física, y también del budismo: la vida es simplemente energía. Cuando nacemos, nacemos con una chispa de vida que cuando morimos se extingue. No sé si va a algún otro lugar, hay quien espera y cree que sí, pero lo que sí sabemos es que mientras respiramos y vivimos la energía es lo que nos mantiene. Sin embargo, la energía no es algo fijo. Creo que la energía varía mucho en función de lo que hacemos.
Algunos mirarán tu agenda y pensarán: «¿cómo lo hace? ¡Ese ritmo acabaría conmigo!». ¡Pero tú obtienes energía con eso! ¡Te carga las pilas! Otros se pasarán el día meditando, y tal vez los observes y pienses: «¿Cómo lo hacen? ¡Yo me moriría de aburrimiento!», pero de ahí es de donde sacan ellos su energía. Así que la respuesta a un padre que quiere saber qué aconsejarle a su hijo es que lo observe primero. Que no mire al mundo que lo rodea, sino al niño o niña primero, para ver qué le inspira, qué capta su atención… ¿Quién es? ¿Cuáles son las cosas que le entusiasman? ¿Cuáles son las cosas por las que se siente atraído, o las cosas que le provocan rechazo?
¿Te puedo dar un ejemplo procedente de mi libro?
Eduardo Punset:
¡Te lo ruego!
Ken Robinson:
Hay muchos, pero uno de ellos es el de un hombre que ahora es un gran amigo mío, es un tipo fantástico. Se llama Bart Conner. Bart Conner tiene ahora unos cuarenta años y vive en Oklahoma, ahí le conocí. Cuando tenía 6 años, descubrió que podía andar sobre las manos con la misma facilidad con la que andaba sobre los pies.
Eduardo Punset:
¿Ah, sí?
Ken Robinson:
Así que empezó a hacerlo… Luego descubrió que podía bajar y subir escaleras andando sobre las manos, con la misma facilidad que si estuviera de pie. Nadie más podía hacerlo, pero él sí, y no le servía para mucho, ¡aunque era muy popular en las fiestas! Constantemente le invitaban a fiestas. Su madre se lo estuvo planteando y, cuando Bart tenía 8 años, habló con la escuela y les preguntó si podía llevar a Bart al centro gimnástico de la ciudad en la que vivían, que entonces era Illinois. Le dijeron que sí, y se llevaron a Bart al gimnasio. Él me ha dicho que recuerda perfectamente el día que llegó ahí. Me dijo: «al abrir la puerta y entrar en el gimnasio, pensé que era como Disneylandia; había espalderas, trapecios y trampolines», y añadió: «era embriagador». Y empezó a ir cada día, tan a menudo como podía. Diez años después, desfilaba en la apertura de las olimpiadas de Montreal representando a Estados Unidos en el equipo de gimnasia masculina. Llegó a ser el gimnasta masculino más laureado de la historia estadounidense. Ahora vive en Norman (Oklahoma), y está casado con Nadia Com¿neci…
Que te recuerdo que fue la primera gimnasta femenina que obtuvo una nota perfecta, de diez. Tienen un hijito encantador llamado Dylan, y dirigen un gimnasio fabuloso. Además, él y Nadia son dos figuras destacadas del movimiento de Special Olympics (las olimpiadas especiales). Entre ambos, han ayudado a sacar a la luz las capacidades atléticas de millones de atletas con necesidades especiales. Pues bien, hay dos cosas que querría decir al respecto. La primera es que la madre de Bart, cuando su hijo tenía 8 años…
Eduardo Punset:
Tenía razón.
Ken Robinson:
…le podría haber dicho a Bart: «¡basta ya del numerito de las manos! ¡Para! Resulta molesto. ¡Deja de hacerlo y dedícate a lo que tienes que hacer!»
Eduardo Punset:
¡Deja de jugar!
Ken Robinson:
«¡Basta! ¡Concéntrate en tus deberes y acábalos!» Pero no lo hizo, porque se dio cuenta de que ahí había algo que para él era importante, que formaba parte de quién era. ¡Los niños lanzan estas señales todo el tiempo!
Lo segundo que quiero apuntar es que, aunque la madre de Bart le animó, jamás podría haber anticipado la vida que tendría. No podía saber, cuando le llevó a ese gimnasio de Illinois, que ganaría la medalla olímpica, se casaría con Nadia Com¿neci y ayudaría a millones de atletas con discapacidades. La vida es orgánica y creativa, creas tu vida a partir de tu imaginación, de tu temperamento y de las oportunidades que generas, las que aprovechas y las que dejas pasar. Estar vivo, en mi opinión, es un proceso creativo y, como con todas las formas de vida, si puedes crear tu vida, puedes recrearla.
Eduardo Punset:
Por tanto, lo primero realmente es elegir adecuadamente mi medio, y luego conectar con la pasión que siento cuando estoy en mi elemento, ¿no? ¿Cuál sería el segundo secreto de la creatividad? Creo que mencionas en algún lugar la capacidad de control… ¿a qué te refieres? Controlar tu profesión, controlar tu vida…
Ken Robinson:
La creatividad es un proceso muy práctico. Hay muchas nociones falsas sobre la creatividad. Una de ellas es que todo se basa en dejarse ir, que ser creativo es hacer cualquier cosa que se te pase por la cabeza. Yo defino la creatividad como el proceso de tener ideas originales que aporten valor. Para ser creativo hay que hacer algo, y esto significa que hay que trabajar con algo. Se puede ser creativo con cualquier cosa: puedes ser un matemático muy creativo y también puedes ser un químico creativo, un entrevistador creativo, un profesor creativo, un académico creativo, un músico creativo… ¡puedes ser creativo con cualquier cosa que implique inteligencia! Pero, para ser creativo, hay que poder, con el tiempo, controlar los materiales con los que trabajas, para obtener los efectos que te interesan y seguir el camino que te fijes.
Eduardo Punset:
¿Cuál dirías que es la última cosa, el último secreto para ser creativo?
Ken Robinson:
Lo que me interesa, Eduardo, es convertir la creatividad en algo central, no solamente para la educación, sino también para nuestra vida y nuestra manera de hacer negocios. Mi opinión es que todo el mundo tiene facultades creativas, y que se pueden desarrollar.
Pienso que decir que no eres creativo es como cuando alguien dice que no sabe leer. Cuando alguien dice eso, no entendemos que sea incapaz de leer y escribir, sino que pensamos que lo que nos está diciendo es que no ha aprendido a hacerlo todavía, que todavía no ha estudiado lo necesario, que nadie se lo ha enseñado. Yo creo que sucede lo mismo con la creatividad: cuando alguien dice que no es creativo, simplemente significa que no ha estudiado lo que corresponde y que no lo ha practicado. A veces se cree que la creatividad se limita a las personas especiales, y no es así.
Eduardo Punset:
…y son creativos.
Ken Robinson:
La tercera idea errónea es que no se puede hacer nada al respecto. ¡Yo digo que se pueden hacer muchísimas cosas! Se puede enseñar a la gente a ser más creativa, ¡y deberíamos hacerlo en la escuela, en el mundo empresarial y en nuestra vida cotidiana! Esto me recuerda a un hombre con el que trabajé durante varios años para un informe que realicé en el Reino Unido. Se llama Harry Kroto y ganó el Nobel de Química.
Eduardo Punset:
Sí.
Ken Robinson:
Participó en la comisión que presidí para desarrollar un enfoque creativo de la educación en las escuelas. Pues bien, le pregunté al premio Nobel: «¿cuántos de tus experimentos fallan?» Y su respuesta fue: «la mayoría: más del 90 %». Sin embargo, añadió lo siguiente: «¡fallar no es la palabra! En ciencia, no se considera un fracaso, estás descubriendo lo que no funciona… ¡y no se puede descubrir lo que sí que funciona hasta que exploras muchas posibilidades que no salen bien!»
Eduardo Punset:
Claro.
Ken Robinson:
También le pregunté, por cierto (porque además es diseñador profesional) cuáles eran las diferencias, según su experiencia, entre los procesos creativos en la ciencia y en el arte, en el laboratorio y en el estudio. ¡Y me dijo que no hay ninguna diferencia! Es exactamente el mismo proceso: hipótesis y pruebas… solamente el resultado es diferente.
Así que ahí está la segunda parte: una parte de ser creativo tiene que ver con lanzar hipótesis, probar cosas, hacer bocetos, explorar posibilidades… pero la segunda parte consiste en ser crítico, hacer juicios sobre los resultados y plantearse: «y bien, ¿funciona? ¿Es lo que buscaba?». Es un proceso constante para darle forma y moldearlo y, en cuanto comprendamos que ser creativo es un proceso material para el que hay que adquirir destreza y práctica, podremos enseñarlo. Me parece que deberíamos enseñarlo tan meticulosamente como enseñamos a leer o enseñamos matemáticas, y no solamente en las disciplinas artísticas, sino en la ciencia y en las humanidades… además, deberíamos reconocer que la creatividad no es un elemento adicional en nuestra vida, ¡es lo que le da propósito a la vida humana!