ANA
VEGA
Ana
Vega
nació en Oviedo, 1977 es poeta, narradora y
crítica
literaria. Ha colaborado en diversas revistas literarias, como
la ya desaparecida Pretexto, Fábula, Luzdegás, Magenta (Perú), Clarín y otros
medios como el diario La Nueva España y Oviedo
Diario.
En 2008 obtuvo un accésit del XXVI
Premio Nacional de Poesía "Hernán Esquío", mientras que en 2011 fue reconocida
con el Premio de la Crítica de las Letras Asturianas. Ha sido incluida en
antologías como La manera de recogerse el
pelo (2009), coordinada por David
González, y en el estudio Poetas Asturianos para el siglo XXI (2009)
de Carlos Ardavin. Compagina la escritura con la coordinación de cursos y
talleres de creación literaria.
Ha participado en la antología de
joven poesía asturiana La palabra Compartida (Oviedo, 1997), en el proyecto
Poesía en Caja de Eider Goñi Uribeetxeberria para la Escuela de Artes y Oficios
de Oviedo, en los libros colectivos Ladran los perros (Ed. Pluma Libre, Perú,
2007), el libro homenaje al pintor Carlos Álvarez Cabrero Lecturas de un mundo
dibujado, el libro A quien conmigo va, Poesía en Valdediós (Círculo Cultural de
Valdediós, 2007), Palabras con Ángel editado por la Asociación de Escritores de
Asturias, el cuaderno de grabados Mitología Asturiana elaborado por Fermín
Santos y Carlos Álvarez Cabrero (Ediciones Pata Negra, 2009), el estudio
realizado por el escritor Carlos X. Ardavín Trabanco Poetas asturianos para el
siglo XXI (Gijón, Ed. Trea, 2009) y la antología La manera de recogerse el pelo
coordinada por David González y publicada por la editorial Bartleby en
2010.
Ha formado parte del jurado del premio de poesía “Voces
del Chamamé” 2008.
Sus textos han sido traducidos al
inglés y publicados en revistas como Pembrouk Magazine y Dublín Poetry Review.
Accésit del XXVI Premio Nacional de Poesía “Hernán Esquío” 2008.
Coordinadora del taller de poesía
de Talleres de Escritura Sinjania, del taller de poesía de la Universidad de
Oviedo impartido en 2009 en el Colegio Mayor “San Gregorio”, el taller y
encuentros literarios organizados en La Casa de las Lenguas de la Universidad de
Oviedo, bajo el nombre de “Literatúrate”, taller de escritura creativa en el
I.E.S “Leopoldo Alas Clarín”, columnista en Les Noticies, Oviedo Diario.
Actuaciones de Spoken Word con
diversos músicos y formaciones en el Aula de las metáforas de la Casa de Cultura
de Grado, Casa de Cultura de Noreña (“Palabra y jazz”)…Ha colaborado en la
sección “Café con libros” del programa cultural ContreSentidos de la Televisión
del Principado de Asturias y participado en diversos proyectos conjuntos con
artistas plásticos como Juan Falcón.
Obras
Narrativa
·
Realidad
paralela Ana Vega nos ofrece en Realidad
paralela multitud de historias dibujadas con breves
pinceladas. Al igual que los pintores impresionistas, su escritura busca
conmover al lector con cortas frazadas llenas de humanidad y poder. Su alma
poética guía su mano a lo conciso, a lo sustancioso, sin abandonar - como los
buenos escritores de relatos - el gusto por el silencio explícito que hace
pensar al lector”. (Córdoba: Editorial Groenlandia, 2011)
·
Llanquihue
Llanquihue recoge una serie de cuentos breves que
nos sitúan ante un compendio de acontecimientos misteriosos, inhóspitos y
desconocidos, trasladando a nuestra mente, con el peculiar estilo de Ana Vega,
apetitosamente mordaz; a un estadio de nuevas realidades.
Llanquihue, esa grieta a través de la cual podremos observar la realidad desde un modo nunca visto hasta hoy. Todo un reto al que enfrentarnos. Adentrarse en un lugar tan inhóspito como bello y extraordinario. Atravesar pues la grieta de la realidad que conocemos e ir más allá. Atrevernos. (Madrid: Huerga & Fierro, 2012)
Llanquihue, esa grieta a través de la cual podremos observar la realidad desde un modo nunca visto hasta hoy. Todo un reto al que enfrentarnos. Adentrarse en un lugar tan inhóspito como bello y extraordinario. Atravesar pues la grieta de la realidad que conocemos e ir más allá. Atrevernos. (Madrid: Huerga & Fierro, 2012)
Poesía
- El cuaderno griego Es el primer libro de la escritora, en el que se recogen una serie de aforismos y relatos que escribió en su momento en un cuaderno en blanco regalo de un viaje a Grecia.
El clima al que
nos transportan sus páginas se aleja, sin embargo, del generoso calor
mediterráneo para invitarnos a caminar por una estepa displicente, rigurosa,
interminable, junto al No muerto, su alter ego.
Además,
encontramos unos cuantos poemas que nos sorprenden a lo largo de la lectura:
“La luz se ha
apagado/ en el cuarto,/ no hay nadie./ La oscuridad te deslumbra/ como una
piedra preciosa./ Se te clava en todas partes./ Te invade ese presentimiento/ de
las cosas muertas,/ los muebles viejos./ La llegada de ese determinado/ momento/
en el que todo ha sido./ Ya nada te pertenece”. Son
poemas que la autora va dejando caer como para iluminarnos el camino, casi
milagrosas auroras boreales.
Un libro breve pero denso, con
puertas a otros escritores y directores como Marguerite Duras, Herman Hesse,
Albert Camus, Giusseppe Tornatore, Julio Médem, Kafka… El Cuaderno
Griego es un ejercicio sobre la soledad, el dolor, el
sufrimiento de las mujeres y la superación, afrontado con valor y humanidad.
Indispensable. (Mieres: Universos, 2008)
·
Breve
testimonio de una mirada Los versos están
compuestos de oraciones brevísimas que constituyen fogonazos, descripciones
físicas y anímicas acerca de esa soledad. Se obtiene así una gran contundencia,
mediante la yuxtaposición de sintagmas nominales que aportan
información.
En muchos poemas,
se deriva esta situación del desamor, de la ruptura amorosa. De este modo, si en
su poderoso El
cuaderno griego el dolor era más existencial, aquí se
incorpora esta esfera.
En ocasiones, se
cuela la melancolía, la evocación de instantes de plenitud entre la devastación,
pero es la desolación quien prima en los textos («derrotas, sobretodo») y una
densa atmósfera de ausencia.
Se manifiesta
entonces, de esta manera, el choque entre el deseo y su irrealización, y también
el miedo a culminarlo: «me ha dado vértigo / verte tan cerca». En esa línea, se
registra una mayor presencia de lo carnal, que contrasta con las imágenes de
frío y devastación que lo rodean: «una mujer sitiada por el escombro». Muchas
veces, de hecho, se manifiestan en un espacio cerrado y cercano, como un
habitación o una casa.
Por
tanto, Ana Vega entrega una nueva serie de poemas que prosiguen su estética,
incorporando aspectos nuevos (no se encuentran, por ejemplo, en esta ocasión
poemas en prosa), con los que logra un poemario de gran unidad y que mantiene
una gran intensidad a lo largo de todas sus páginas. (Madrid: Amargord, 2009)
·
La
edad de los lagartos Ana Vega ofrece una visión lúcida y descarnada
del proceso de resurrección que todos hemos de llevar a cabo a lo largo de
nuestra vida, una y mil veces. Tal vez una labor tan ardua como imposible, el
mito de Sísifo que tan bien describe la precaria situación de toda la creación.
Es por tanto, la sangre fría, lo que salva al lagarto de una muerte segura.
(Cádiz: Origami, 2011)
·
Herrumbre (Poemario que bien podría ser
una “odisea hacia la realidad”, relato de un viaje en el que toda decepción,
todo dolor, o similar, cobra un sentido, se transforma en aventura que conduce
a la consecución de un sueño, más bien un deseo inconsciente que todas y todos
albergamos. (Córdoba: Groenlandia, 2012)
LA
LOBA
Como la
loba
que carece de
amo
y sufre
espasmos de melancolía,
enredada en
pensamientos
que van desde
tu boca
hasta el fin
del romance.
Acarreando mil
soledades
que acechan por
todas partes.
Lamiendo restos
de ti,
retozando bajo
tu olor
que aún
perdura
en el suelo más
frío
de la
casa.
Aullando cada
noche
como la perra
que soy
a tus
pies.
Murmurando
jadeos que se recuerdan
para
sobrevivir
entre estas
paredes
que un día
bautizamos juntos.
Rasgándome la
falda
en tu
memoria,
y caminando
como perdida
a media luz, a
ciegas,
por
callejones
a los que con
altísima frecuencia
me arrojabas a
los abismos del amor.
Jurando, bajo
estas últimas sábanas,
que si no
vuelves
me entregaré en
tu honor
en cuerpos y
extrañas voces
buscando
recodos inauditos,
ecos, alientos
desbordados,
posturas
impronunciables,
rastreando tus
pasos
por el infinito
mundo del cuerpo ajeno.
Como la loba
que soy,
como la perra
que sigo siendo.