ANTE EL MISTERIO
 
 
FRANCISCO ALBA
 
 
 
El Dolor traspasa todas las cosas de este mundo. Y quien más lo siente es el hombre, que está desplazado de la naturaleza, fuera de lugar. Pensar es una aberración para la naturaleza. Sin el hombre el mundo no sería mundo, pero habría algo inocente, todo estaría en su sitio. Por eso necesitamos coger un puñado de tierra y olerla o acariciar a un animal. Gracias a la industrialización y a la razón físico-matemática hemos perdido nuestras raíces y lo pagamos con psiquiatras. Además tenemos la Historia, que se ha hecho con sangre y matanzas. Todo lo que tenemos y que pomposamente llamamos progreso proviene de la guerra: de los saqueos, las violaciones y las masacres. Caminamos en la vida dando tumbos y pisando tumbas.
 
Creo que el hombre es malo. Tiene buenas palabras, pero se engaña a sí mismo (cuando no es abiertamente perverso y tiene el poder en sus manos) creyéndose generoso, pero eso es una máscara que esconde su egoísmo, su astucia y su crueldad. Los hombres no son claros, ni leales. Mataron a Sócrates y a Cristo, pero aclamaron a asesinos de masas. Hay que tener en cuenta, por decirlo en su descargo, que mantenerse vivo en un mundo como éste nos obliga a competir a muerte por la comida, la casa y todo lo demás, incluido algún lujo. Devorar o ser devorado. Al final quien nos pone en nuestro sitio es la muerte, que nos barre de este mundo para siempre. ¿Qué hombre con un mínimo de sensibilidad no ha invocado a la muerte, no la ha llamado a gritos al menos una vez en su vida? No hemos pedido nacer, nos han escupido a este mundo; todo lo que tenemos y somos es prestado por la naturaleza. Inventamos a Dios para explicar este sórdido laberinto y con eso se alimentan las religiones y los hombres más repulsivos de todos, que son los clérigos. En realidad somos muñecos de nuestras pasiones. Todo es vanidad.

La ciega evolución debería haberse detenido en los vegetales. La anatomía de los animales nos produce repugnancia y náuseas: las vísceras, la sangre, los nervios. Preguntemos a un forense lo bonitos que somos por dentro.

No creo que en este mundo ocurran desgracias, es que el mundo es ya, en sí mismo, una Desgracia. No me explico de otra manera tanto sufrimiento sin sentido para una vida que tiene la consistencia de un sueño y que es tan breve, tan miserablemente corta como la nuestra.
 
 
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