Conocida es mi devoción personal y profesional por quien considero mis dos piernas gracias a las que logro levantarme cada día. Extremidades con nombre masculino ambas, Alberto García- Alix y David González. Fotógrafo y poeta, hombres, seres humanos pero principalmente compañeros de viaje y vida. No recuerdo el momento exacto en que conocí a dichas extremidades ni cómo lograba alzarme sobre mis pies antes. Sí recuerdo no obstante esa dolorosa cojera que me impedía caminar con cierta resolución y eficacia, digamos.
Concluye ahora mismo mi lectura del último libro de David González. Leer a David es como avivar el recuerdo y reconocerse en él. Me reconozco tanto, tanto en tu verdad, David.... Es como si una especie de cordón umbilical nos uniese, muchas realidades similares, puntos de encuentro, vida o vidas y principalmente misma actitud ante lo que en su momento ocurrió y ocurre ahora. Hemos aprendido varias lecciones, todas ellas altamente valiosas. Y todas, surgen de la misma fuente o más bien pozo y sé que sabrás entender esto bien: pura supervivencia. Elegimos no obstante no convertirnos en perros de presa, aunque bien pudiéramos hacerlo, conocemos el modo, la norma y también dónde morder y cómo acabar rápido o extremadamente lento con la presa entre los dientes. Elegimos no obstante la palabra y el respeto infinito hacia ésta.
Concluye esta lectura con un absoluto deslumbramiento, con una emoción que casi se convierte en temblor.. y recuerdo ahora el sueño que tuve el día que comencé este libro, te acuerdas? Es como si ambas vidas se mezclasen en vida y sueño, probablemente llevemos repitiendo esta unión sagrada a modo cíclico durante miles de vidas, quizá esposos, quizá amantes, quizá hermanos, pero probablemente siempre guerreros.
Tal vez lo único que quede ahora pendiente es inventar nuestro propio lenguaje compartido porque en nuestro interior ya existe, lleva existiendo más de una vida y sinceramente no sé cómo traducir con palabras y vocabulario convencional todo esto que siento.
Gracias por existir tal cual existes,
David González
 
 
REPICAN LAS CAMPANAS DENTRO DE MI....