"El escribano trabaja para el placer del lector: el primero sufre en su cuerpo y el espíritu del segundo se desarrolla. Quienquiera que sea, repara en el esfuerzo y no desprecies al que trabaja para tu provecho... Si no conoces bien lo que es la escritura, podrías creer que la dificultad es ligera... más déjame decirte que el trabajo es rudo: quema la vista, encorva la espalda, comprime el vientre y los costados, atenaza los riñones y deja todo el cuerpo dolorido... Así que, lector, vuelve cuidadosamente las páginas y guárdate de poner los dedos sobre las letras, pues, al igual que el granizo destruye los sembrados en los campos, el lector descuidado estropea el libro y la escritura. Como el marino encuentra al fin el puerto, el escriba se regocija de llegar a la última línea. Deo gratias"
Colofón del Beato de Silos