Me vuelvo a encontrar la misma conversación y la misma situación. Evidentemente nadie comenta lo personal no vaya a ser que conozcamos la situación real de las cosas (o algo peor nos consideren pobres, eso nos sigue resultando vergonzoso, mejor aparentar... siempre). Autónomos y autónomas con un sueldo de 200e mensuales con un trabajo o varios (doy fe, es mi caso), con el pequeño añadido que prácticamente la mayor parte de la humanidad pasa por alto: la enfermedad. Gastos farmacéuticos en algún caso: esos mismos 200e o más aún. Descuenten pagos y vida. Gente -vamos a llamarla gente por definir en cierto grado- que se pasan por el forro darse de alta como autónomos y autónomas y montan su negocio (O NAVE INDUSTRIAL!!) en casa, en su finca, en un terreno, en una oficina, en... y que como su dinero parte de un dinero no propio sino normalmente ajeno (todas las fortunas vienen de un lugar muy lejano al esfuerzo y trabajo propio) difunden con total ligereza su trabajo y lugar y maquinaria que a su vez amputa el trabajo del pobre o la pobre infeliz que intenta ser honesto u honesta consigo y él mismo o ella misma. Y por qué no ahora que la izquierda abre su mano a una mayor confusión de términos tirar de subvención y montar asociaciones que funcionan como empresas (las empresas de al lado que se busquen la vida). Esto es lo que se habla en la intimidad pero nunca en público mientras nos vamos al carajo unos cuantos y unas cuantas. Qué opciones quedan: arrojarse por precipicios y ventanas sería un beneficio más. Hablan de la malvada derecha que a mí como a tantos y tantas nos ha tomado por simples peones y ha robado cuanto ha querido, pero sin embargo y sinceramente no es algo que me sorprenda, sí por desgracia que no se diga ni mu del otro lado. A mí, señores y señoras, la derecha que conozco, al menos, me ha tratado con un respeto y una educación que en modo alguno he encontrado en el otro lado. Pero no está bien decir estas cosas, no está de moda... Es mejor seguir la corriente. Lo malo es que a muchos y muchas la corriente ya nos ha ahogado así que me importa bastante poco más bien todo. Llegados a este punto y a quienes nos han crecido unas alas bien fuertes de la propia miseria, el dolor y el esfuerzo que se traduce en sangre (y no exagero nada, pena no poder manchar este texto en modo alguno para que se note un poco más la veracidad de los hechos) tenemos cierta tendencia a hablar con bastante claridad. Nos fijamos en los hechos que nos traducen los medios pero no en la causa, en el subsuelo, en esta deshumanización que se traduce en lo que vemos en nuestras propias vidas (pero curamos esto acompañando nuestros paseos no de un perro como antes, sino de dos, tres o cuatro, además de ligar, luce bien como complemento para tapar nuestra falta de humanidad y complejos: cuántas veces hemos visto a alguien que detesta a los animales de pronto mostrar un lado desconocido... más bien oscuro para quien alcance a ver más...Algo que por otro lado ya anunció Marx, otro logro del capitalismo: deshumanización y humanización perruna). Cuántas veces suena el teléfono cuando la soledad nos devora, la enfermedad o el absoluto horror de ciertas vidas? No muchas, o ninguna. Cuántas veces la mano tendida es más bien aprovechada para coger impulso y cuántas veces se aprende de la comprensión ajena para ejercerla hacia otros y otras... pocas o ninguna, me temo. El error, lo grave, está en otra parte, no en la multitud de pequeños síntomas que nos indican que algo se está perdiendo, algo importante más allá de las formas y más bien en el contenido. Política interior o exterior, es lo mismo y es la misma. Lanzo un reto: a ver cuántas llamadas o mensajes recibo hoy de nuevo diciendo gracias por decir lo que pienso o estoy de acuerdo contigo pero no comentes nada o mejor aún, a ver cuántas llamadas o mensajes recibe alguien hoy que seguro nos necesita, mejor aprovechar la tarde de domingo en otras cosas menos importantes y que sin embargo alimentan lo que realmente sí implica el cambio que podría destruir del todo este sistema que nos imponen. El sistema lo estamos haciendo posible nosotros y nosotras, nadie puede ejercer tanto poder si un ejército entero se niega y arroja las armas al suelo. Como siempre, en vida sobran sillas, en muerte faltan, al igual que en la foto todo el mundo quiere salir y dejar su mensaje. Posiblemente cuestión de ignorancia todo o de pensarnos inmortales. La vida, sin embargo, es tan corta...




De la más absoluta miseria
y del horror,
de las manos ensangretadas
y el grito
o más bien aullido
de quien amanece
perdido
brotan estas alas
firmes y fieras
que me atraviesan la piel
y se alzan al cielo.
Poco o nada
se puede
o podrá jamás
contra el poder
del alma.
Alas negras
que surgen
como ritual
o recordatorio
de la transformación
necesaria
que exige el hoy.