La necesidad de un espacio de encuentro comunista
 
Por Nicolás García Pedrajas
 
 
No son buenos tiempos para las ideas comunistas. A pesar de que la “crisis” económica ha dejado al descubierto las costuras del sistema capitalista, la mayoría de las respuestas de la izquierda política han sido enormemente pueriles.
Ningún análisis profundo desde la óptica del marxismo se ha realizado. Las críticas al capitalismo como un sistema económico intrínsecamente injusto han sido sustituidas por absurdas apelaciones al bipartidismo como origen de los males de la actual crisis. Se ha lanzado la idea que otro modelo social es posible dentro del capitalismo, aunque la evidencia les golpee en la cara con la realidad una y otra vez.
La misma idea de crisis como algo coyuntural ha sido una referencia común en los políticos de la izquierda. En lugar de admitir que la actual crisis es simplemente un estadio normal del capitalismo, que es un sistema de acumulación de capital por su propia naturaleza y que el término crisis simplemente se aplica a una situación concreta cuando el deterioro del nivel de vida de las clases trabajadoras alcanza a la clase media.
El abandono de las ideas marxistas por parte de los partidos socialistas primero y comunistas después no es un fenómeno nuevo. Hace décadas que los partidos socialistas pasaron a la social-democracia primero y al social-liberalismo después. Posteriormente los partidos comunistas fueron siguiendo esa senda. Es imposible encontrar rastro de ideas comunistas en partidos como el PCF francés o el extinto PCI italiano. En Europa es posible que solo el KKE griego y el PCP portugués sigan siendo partidos realmente comunistas dentro de los partidos con representación parlamentaria.
En España la situación del PCE está cumpliendo los mismos pasos que el PCF y el PCI. Hace años que el PCE abandonó el comunismo real por el parlamentarismo. Su presencia en los lugares de trabajo, su imbricación con el sindicalismo y su movilización en el conflicto fueron sustituidas por su participación en las instituciones. Esta participación ha tenido el efecto de producir alguna buena ley y alguna buena actuación, pero desde luego no ha conseguido ninguna mejora significativa en la naturaleza del sistema económico que tenemos. La participación de IU en el gobierno de la Junta de Andalucía de la legislatura anterior es el ejemplo perfecto de esta situación.
La apuesta actual del PCE por un movimiento desclasado pequeño burgués como Ahora en Común es la última campanada de las doce para el PCE. La carroza se ha convertido en calabaza y cualquier militante de buena fe que siga siendo comunista sabe que el cambio no tiene vuelta atrás. La pérdida del PCE para la causa comunista tiene un efecto muy importante para las ideas comunistas en este país. Aunque como hemos dicho su deriva (des)ideológica había empezado hace años, el PCE sigue siendo para mucha gente el referente comunista en España.
Precisamente ahora que las ideas comunistas son más necesarias que nunca, precisamente ahora que el capitalismo muestra su rostro más descarnado sin pudor, precisamente ahora que la clase trabajadora se encuentra más desorientada en la búsqueda de un referente político, precisamente ahora los partidos comunistas se baten en retirada.
Por ello, se hace más necesario que nunca construir un espacio de encuentro comunista donde todas aquellas personas que quieran trabajar juntas bajo los principios del marxismo puedan empezar la construcción de algo que llevará mucho tiempo, pero que es la única alternativa al capitalismo y su canibalismo social inherente.
Hay que reconocer que ha habido compañeros y compañeras de partidos comunistas minoritarios que han mantenido firmes sus convicciones. Sin embargo, estos partidos han demostrado también sus limitaciones. Es importante ser generosos en el momento actual y pensar en un espacio de encuentro marxista en cual todos estén invitados. A nadie se le debe pedir que abandone su actual militancia o que adquiera una nueva. Solo debe ser necesario la defensa clara de los principios comunistas y las ganas de trabajar por una sociedad donde el capitalismo solo sea un mal recuerdo.
La tarea es titánica y las armas pocas, pero no hay otra salida. El ciudadanismo desclasado y los mesías de tertulia son solo macabras bromas de las que el capital se ríe mientras aprieta un poco más el tornillo de la prensa bajo la cual se encuentra la clase trabajadora.
Aunque se trate de un reto muy difícil, un espacio de encuentro así permitirá al menos que los comunistas trabajen juntos por algo que merezca la pena, mejor que en partidos en los cuales la podredumbre alcanza ya la raíz.
Hay iniciativas ya en este sentido y creo que pronto tendremos noticias de algo muy bueno que se empieza a gestar.
Salud y república